miércoles, 12 de febrero de 2014

BLUE JASMINE

Jasmine, una mujer rica y glamourosa de la alta sociedad neoyorquina, se encuentra de repente sin dinero y sin casa. Decide entonces mudarse a San Francisco a vivir con su hermana Ginger, una mujer de clase trabajadora que vive con su novio en un pequeño apartamento. Jasmine, que atraviesa el momento más crítico de su vida, intenta coger fuerzas para comenzar una nueva vida.

La verdad que nunca le he sabido ver el qué a Woody Allen. No discuto que sus películas sean buenas, que lo son, pero también ha sido padre de auténticos tostones indignos del estreno en salas comerciales (A Roma con Amor, por decir una reciente). Tampoco descubriré a nadie que la eficiencia de sus películas pasa obligatoriamente por la capacidad que tengan sus personajes y actores de traspasar la pantalla. Y en Blue Jasmine lo consigue gracias a una Cate Blanchet magnífica, bordando un papel que abraza todos los matices que puede abarcar cualquier actor en toda su carrera en una sola película.
Todo un acierto presentar la película en dos lineas temporales, recurso que le ayuda en ganar en eficiencia, ya que si sólo nos contaran el tiempo pasado no conseguiriamos entrar en la historia. Allí vemos a una Jasmine aristócrata y exhuberante, y renegada del pasado que vivió junto a su hermana de adopción. En el presente, Jasmine está rota, no sabe que hacer con su vida, reniega de los apoyos que recibe de su familia, y el día a día le hace poner los pies en el suelo. Parece que se acomoda y se estabiliza, pero no es así, esa no es la vida que ella quiere llevar y por eso cuando ve una ventana abierta se tira de cabeza.
Técnicamente la película tampoco está mal. Es el típico reportaje que ha venido haciendo Woody Allen de otras ciudades como Londres, París o Nueva York, solo que esta vez le ha tocado el turno a San Francisco. La música es la de siempre, su jazz clarinetero y algunas piezas de música clásica. Donde sí esta sobresaliente es en cómo vuelve a definir algunos personajes secundarios, que dan el contrapunto perfecto y cómico para hacer más digerible la propuesta. Aún así, y es algo que tampoco me gusta del Woody Allen que hace comedias, es que hace todas sus películas casi de la misma forma, por lo que si no acabas entrando en su juego, dificilmente te guste su filmografía. 

Aún con esas, Blue Jasmine es una película que entretiene, aunque más por la capacidad que tiene Cate Blanchet por traspasar que no por la mano de Woody Allen. Le iria bien al "genio" según algunos tomarse un descanso ante esa mania que tiene de estrenar cada año. Un punto de inflexión que le hiciera volver a ese buen camino conseguido con su última gran película Match Point del que soy un profundo admirador.




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