Jay (Kodi Smit-McPhee) es un joven aristócrata escocés que, en pleno
siglo XIX, llega al viejo Oeste americano para emprender un viaje que le
permita reunirse con la mujer que ama. En el camino se cruza con un
misterioso y tramposo forajido (Michael Fassbender), que se ofrece a
acompañarle en su aventura...
El western nunca ha pasado de moda, siempre nos han gustado las historias de forajidos mal hablados, los tiros, o montar a caballo por bonitos parajes. En esta ocasión, y desde Nueva Zelanda, nos llega un western luminoso y paisajístico (como no podría ser de otra manera). Una especie de road-movie donde el amor y la muerte van unidos de la mano. Amor porque es lo que mueve a Jay a buscar a su amada, la muerte, porque en cada paso que dan está presente.
Y es que en 1870 los indios eran expulsados de sus tierras a golpe de balazos y fuego, y si no te podías ganar la vida decentemente, siempre te la podías ganar de cazarecompensas. El Oeste que nos muestra la película es más parecido al de Ford que al de Leone, atravesamos el norte de América, su zona más boscosa y bañada por ríos, y eso el director de fotografía lo sabe resaltar de excelente manera. También cabe destacar el trabajo de dirección del primerizo John McLean, sacando recursos a base de planos generales, panorámicos o travellings, o dirigiendo más que correctamente a los actores, conteniéndolos a cada uno en su papel sin dar muchas pistas de algo más.
Lo mejor de la película es, sin duda, su honestidad. Uno ya sabe como va a acabar, pero se van viendo algunos tics que pueden tener como resultado alguna sorpresa. En principio la historia es lineal, pero poco a poco se añaden flashbacks sobre la historia de amor de Jay y Rose en Escocia, nada tramposos, sólo para enseñarnos lo enamorado que estaba él y los motivos que tuvo ella para huir. A todo esto, le unimos una banda sonora correcta, y la aparición a mitad de película de unos secundarios que amplian el abanico de personajes, y tenemos como resultado una película más que correcta.
Resumiendo, que Slow West es un ejemplo de como haciendo bien las cosas los resultados son más que satisfactorios. Un buen reparto, una dirección con mucho mimo, y un guión sin estridencias. Poco más hace falta, y mucha más falta le hace al gran cine que nos llega del otro lado del Atlántico.
El western nunca ha pasado de moda, siempre nos han gustado las historias de forajidos mal hablados, los tiros, o montar a caballo por bonitos parajes. En esta ocasión, y desde Nueva Zelanda, nos llega un western luminoso y paisajístico (como no podría ser de otra manera). Una especie de road-movie donde el amor y la muerte van unidos de la mano. Amor porque es lo que mueve a Jay a buscar a su amada, la muerte, porque en cada paso que dan está presente.
Y es que en 1870 los indios eran expulsados de sus tierras a golpe de balazos y fuego, y si no te podías ganar la vida decentemente, siempre te la podías ganar de cazarecompensas. El Oeste que nos muestra la película es más parecido al de Ford que al de Leone, atravesamos el norte de América, su zona más boscosa y bañada por ríos, y eso el director de fotografía lo sabe resaltar de excelente manera. También cabe destacar el trabajo de dirección del primerizo John McLean, sacando recursos a base de planos generales, panorámicos o travellings, o dirigiendo más que correctamente a los actores, conteniéndolos a cada uno en su papel sin dar muchas pistas de algo más.
Lo mejor de la película es, sin duda, su honestidad. Uno ya sabe como va a acabar, pero se van viendo algunos tics que pueden tener como resultado alguna sorpresa. En principio la historia es lineal, pero poco a poco se añaden flashbacks sobre la historia de amor de Jay y Rose en Escocia, nada tramposos, sólo para enseñarnos lo enamorado que estaba él y los motivos que tuvo ella para huir. A todo esto, le unimos una banda sonora correcta, y la aparición a mitad de película de unos secundarios que amplian el abanico de personajes, y tenemos como resultado una película más que correcta.
Resumiendo, que Slow West es un ejemplo de como haciendo bien las cosas los resultados son más que satisfactorios. Un buen reparto, una dirección con mucho mimo, y un guión sin estridencias. Poco más hace falta, y mucha más falta le hace al gran cine que nos llega del otro lado del Atlántico.