En un futuro distópico, en 1997!!!, la civilización postapocalíptica vive entre residuos nucleares en un territorio yermo donde el agua escasea. The Kid se mueve por la zona en su BMX, intentando subsistir gracias a la recogida de chatarra y a la lectura de su cómic favorito, Turbo Rider. A lo largo de esta historia, Kid se irá encontrando a personajes, con la ayuda de los cuales podrá enfrentarse a Zeus, jefe del territorio...
Vaya por delante que Turbo Kid no es una película para todos los gustos. Pero si creciste escuchando cintas de cassette en un walkman, ibas en bmx con tu pandilla, y flipabas con series como Automan, El Coche Fantástico, o películas como Los Bicivoladores o Mad Max, fijo que te lo pasas de la ostia. Porque es inevitable pensar en todos esos homenajes cuando uno empieza a ver Turbo Kid. Está plagada de referencias a la cultura ochentera, y a ese subgénero de western postapocalíptico donde vimos a Mel Gibson embutido en pantalones de cuero.
El trabajo de los tres amigos, Anouk Whissell, Francois Simard y Yoann-Karl Whissell es el sueño de todo friki de la época que se precie. La dirección de la película es soberbia, y aunque a veces chirrien un poco ciertos fx digitales, se les perdona por el bajo presupuesto. Pero la composición de algunos planos es mucho más digna que cualquier blockbuster que este verano me haya tirado a la cara. Luego está el guión, y ahí muestran un poco sus debilidades: unir tanto fetiche y homenaje en sólo una hora y media es tarea complicada, y hay ciertos desarrollos de personajes que pecan de incompletos.
Turbo Kid es una mezcla de todos los géneros posibles: desde el western a la scifi, del gore a las cintas románticas de Olivia Newton John, androides, naves espaciales, malísimos de cómics, o el cine de pandillas. Parte notable de la película es su BSO, puro homenaje a Carpenter sintético, colchones y bajos gruesos, y percusiones digitales. Un remember en toda regla. Algo que también ayuda a que la película no caiga en saco roto es su reparto. Lejos de esos actores casi cómicos del cine gore ochentero, en Turbo Kid nos encontramos un reparto loable, donde sus dos protagonistas lo hacen bastante bien, gracias a su experiencia en tv movies o series. Y que cojones, si hasta sale un icono como es Michael Ironside, aunque cierto que sale poco, pero cada vez que lo hace llena la pantalla como lo hacia hace 25 años.
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