Michael es un chef de éxito con una desordenada vida amorosa. Susan es una científica epidemióloga que en lo personal sigue buscando al hombre perfecto. Ambos se conocerán y enamorarán a la vez que una curiosa enfermedad va desposeyendo paulatinamente de los sentidos a toda la población mundial, y juntos deben encontrar la mejor manera de adaptarse a la nueva situación, tanto personal como profesionalmente....
No es nada extraño que pequeñas perlas como ésta pasen desapercibidas en las salas comerciales, tan copadas cada fin de semana de estrenos de las "mayors" que rara vez dejan un hueco, y queden relegadas a estrenos en pequeños cines en V.O o salas independientes. Y más tratándose de una producción de la BBC, al igual que aquella otra joya del año pasado que era "Tenemos que hablar de Kevin", similares las dos en el aspecto audiovisual, tirando a veces de archivos de la cadena montados a modo de videoclip, que no molestan pero quizás no transmite toda la verosimilitud que plantea aportar al proyecto.
Perfect Sense es, ante todo, una historia de amor demasiado bella y perfecta que deja cierto tufillo cursi. Pero aporta la originalidad de situarla en una ambiente lo suficientemente hostil como para que sea todo un logro llevarla a cabo. Un entorno donde solo hay sitio para la supervivencia y el acomodarte a las nuevas situaciones, ya que la perdida de los sentidos se hace de manera paulatina, aunque de toda la población al mismo tiempo. Es fácil intuir en lo que sucedrá después, por lo que la pareja se toma la relación como un "Carpe Diem" moderno, un aprovechemos hasta el último minuto de nuestras vidas porque posiblemente mañana no lo podamos disfrutar.
El acierto de la película es que carece del típico mensaje del cine americano. En Perfect Sense no hay sitio para héroes, ni para que científicos encuentren la respuesta y solución a la temida epidemia. No. Se centra en el amor como un sentido más que la pareja se niega a perder, y tal como dice la narradora al final en este SPOILER:
“Ahora está oscuro, pero sienten el aliento del otro, y saben todo lo
que necesitan saber. Se besan. Y sienten las lágrimas del otro en sus
mejillas. Y si quedara alguien que pudiera verlos…parecerían amantes
normales. Acariciándose los rostros. Con los cuerpos juntos…ojos
cerrados…Ajenos al mundo a su alrededor. Porque así es como la vida
continúa. Simplemente así.”
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