Emily, un espíritu atormentado, recorre cada día su propio hogar preguntándose porqué no puede abandonarlo. Emily se ve abocada a una relación “paciente/terapeuta” junto a Sylvia, una medium contratada inicialmente para liberar a la casa de malos espíritus. Juntas descubrirán inquietantes misterios acerca del pasado de Emily que quizás puedan ayudarla a dar “el siguiente paso”.
Otro tema más complicado es aguantar en sí la película, porque aunque dure poco más de una hora, se nos hará larga por culpa de un desarrollo lento, pausado y soporífero, debido a la interpolación de secuencias, siempre rodadas desde el mismo punto de cámara fija, algunas poéticas y otras intrigantes, pero eso sí, siempre las mismas, exceptuando cuando nos acercamos al final y Mendoza se digna a explicarnos ya un poco las consecuencias de ese planteamiento. Pero cuando llega ese final algo sorprendente y tardío que quiere captar nuestra atención, ya estamos medio adormilados, esperando a que termine ese tedio soporífero, y al director le sale el tiro por la culata.
Dicho en palabras un poco claras, I am a Ghost es un corto alargado. Eso sí, respaldado por todo el ejército propagandístico de los entendidos en el género, los mismos que le daban la palmadita en la espalda a Tim Burton cuando en aquél Festival de Cannes libró el premio a mejor película a Uncle Boonmee Who Can Recall His Past Lives. En fin, para gustos los colores.....
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