Elizabeth es una alumna de doctorado que consigue una subvención para su estudio sobre la evolución de las relaciones personales a través de portales como The Den (algo parecido a lo que sería aquí el Chat Roulette). En uno de los salones es espectadora de un cruel asesinato, lo que le traumatizará y obligará a investigarlo. Pero sin saberlo, se estará metiendo en la boca del lobo.....
En esta ocasión la historia en sí no es de lo más original: una joven estudiante que observa un brutal asesinato y quiere denunciarlo a la policia. La innovación viene dada por un montaje que se encuentra dentro de los salones de chat de The Den. La imagen de la pantalla es el escritorio del MacBook de la protagonista usando la webcam, lo que da cierto pudor a aquellos más reticentes de esos pequeños objetivos en sus pantallas, hasta el punto de taparlos con esparadrapo. Pero además, para otorgar cierto frescor y no sentirnos encerrados en la casa de la protagonista, se sirve del 4G y de los smartphones para salir al exterior sin que chirríe demasiado.
Gracias a ese modo narrativo, conseguimos una empatía total con Elizabeth, que por otra parte hace un gran papel. No hay nada en el transcurso de la historia que chirríe lo más mínimo (y más cuando entendemos su final), los tiempos estan perfectamente medidos y las reacciones de la protagonista perfectamente justificadas, y aunque los medios técnicos tampoco son nada de otro mundo, cumplen perfectamente con su función, exprimidos al 100%. Además si toda la acción pasa en una hora y cuarto mucho mejor, ya que no deja opción a segundas lecturas ni trasfondos argumentales: pasa lo que pasa y estás metido hasta el cuello como espectador. Y para hacerlo todo más "ameno", además del thriller que lleva la historia en sí, nos encontramos pequeñas dosis de "gore light", por lo que los amantes de la hemoglobina verán satisfechas sus necesidades.
Pero sin duda es un gran paso para el director americano de The Den, y al que se estan pasando otros directores como Ti West en su The Sacrament, o empiezan otros como Derek Lee y Clif Prowse con Afflicted, sin duda, un ejemplo de hacia donde evoluciona el "found footage" y mantener un cierto nivel de calidad.
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