El Dr. Will Caster (Johnny Depp) es el investigador más importante en el campo de la Inteligencia Artificial, y está trabajando en la creación de una máquina sensitiva que combine la inteligencia colectiva de todo lo conocido con el rango completo de emociones humanas. Sus experimentos altamente controvertidos le han hecho famoso, pero al mismo tiempo le han convertido en el principal objetivo de extremistas anti-tecnológicos que, en su intento de destruir a Will, se convertirán inadvertidamente en los catalizadores de su éxito haciéndole partícipe de su propia trascendencia. Para su mujer Evelyn (Rebecca Hall) y su mejor amigo Max Waters (Paul Bettany), ambos compañeros de investigación, la cuestión no es si pueden hacerlo… sino si deben hacerlo. Los peores miedos de Evelyn y Max se hacen realidad cuando la sed de conocimiento de Will evoluciona en una omnipresente búsqueda de poder de consecuencias desconocidas. Lo único que se vuelve terroríficamente incuestionable es que puede no haber modo de detenerle.
La pregunta que plantea no está del todo mal: ¿puede una mente vivir en un entorno computerizado?, es decir, ¿puede transferirse la mente humana a un pc, crear un clon electrónico y que sea capaz de sentir?. Es una pregunta que no es del todo original, ya que se planeó en los 90's con películas tan recordadas como El Cortador de Césped o Virtuosity, cuando todo lo que trataba la "realidad virtual" estaba en alza.
Ahora se plantea como un problema más existente en una red global como es internet. La máquina seguro se conectaría a todos los servidores, tanto sociales, de defensa o económicos para seguir creciendo y prosperando, con el objetivo de ser capaz de subsistir por sí misma.
El problema en la película es principalmente que su ritmo es muy lento, y su guión casi inperceptible. El trio principal y algunos secundarios se les nota que están allí para cobrar y poner algún nombre en el cartel. Un Morgan Freeman cada vez más prostituido, a Rebecca Hall no sé lo que le ve la gente, igual que a Paul Betanny, y a Johny Deep sólo le falta sacársela y darle unos golpecitos en la frente al espectador. No hace absolutamente nada, en un papel al que otros compañeros de profesión le han dado mil patadas y eso que sólo ponian la voz (Scarlett Johanson en Her, o Kevin Spacey en Moon). Pero es que además, la película está ambientada en el típico pueblecito abandonado de la america profunda (supongo que para abaratar costes de fx), como si hubiera salido de un capítulo de El Coche Fantástico. Y para colmo, los que vienen a destruir el invento son los "soldados" de siempre con sus armas analógicas y cañonazos y, como si aquello fuera El Equipo A, tan limpio que no muere nadie y se ve poquísima sangre.
Del debate que se planteaba al principio, nada de nada. Aquí la máquina es la mala y nos la cargamos a la vieja usanza, patada en la puerta y a tiros. Del debate emocional que vive la protagonista entre el amor y la máquina, tampoco nada, una jodida veleta que cambia de opinión como de camisa, y además cegata que en dos años no se da cuenta de lo que sucede. El inicio de la película a modo de flashback enseñandonos el final, pues en este tipo de producto no funciona, se carga toda la posible sorpresa. Si ya al principio te sueltan que los dos están muertos, tócate los huevos Wally y baila. Muy bien. Fantástico. En fin, hacerme caso y no perdais el tiempo, tecnofilosofia de wikipedia envasada para adolescentes. Nada bueno.
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