El temerario aventurero Peter Quill es objeto de un implacable cazarrecompensas después de robar una misteriosa esfera codiciada por Ronan, un poderoso villano cuya ambición amenaza todo el universo. Para poder escapar del incansable Ronan, Quill se ve obligado a pactar una complicada tregua con un cuartero de disparatados inadaptados: Rocket, un mapache armado con un rifle, Groot, un humanoide con forma de árbol, la letal y enigmática Gamora y el vengativo Drax the Destroyer. Pero cuando Quill descubre el verdadero poder de la esfera, deberá hacer todo lo posible para derrotar a sus extravagantes rivales en un intento desesperado de salvar el destino de la galaxia...
Como siempre en este tipo de blockbuster, la producción ha sido super cuidada. El universo en el que te ves envuelto es aplastante (aunque nada misterioso y luego me explico) y totalmente disfrutable más si te escudas tras unas gafas 3D. Ciudades futuristas, planetas con forma de calavera, naves espaciales, 170 millones de dólares al servicio del poderío visual. Han querido devolvernos a la ciencia ficción de los 80's y a su cine de aventuras, con un Star-Lord peligrosamente parecido a Han Solo, un walkman, y la eterna lucha entre el bien y el mal. No hay que desmerecer el trabajo en la dirección de James Gunn, un tipo con poco bagaje pero que ya había hecho algo en el mundo de los superheroes (Super, 2010) que ha sabido crear escenas de acción impresionantes y algunos planos que parecian el cómic traspasado a la pantalla.
El problema reside principalmente en los mismos Guardianes: un grupo de antihéroes (si pensais que es una película de superhéroes estais equivocados) que en un momento dado de sus vidas, y por diversas necesidades se unen con un fin común. Por mucho que se esfuercen los guionistas en justificar sus reacciones (venganza, traición, codicia) los cuatro juntos no superan en carisma a cualquiera de Los Vengadores por sí sólo. A Star-Lord ya le hubieran volado la cabeza en cualquier taberna espacial, Zoe Saldana tiene que estar hasta los mísmisimos de ir en todas las películas pintada y deformada, la continua verborrea de Rockett llega a cansar, y a Groott lo han diseñado como una mezcla entre Chewbacca y Hodor. El único salvable seria Batista como Draxx, un papel a su medida, pocas palabras y fuerza bruta.
Visto el reparto, es una pena que actores con más bagaje y cuyos personajes darían cierto peso a la trama pasen bastante de puntillas. Glen Close, Benicio Del Toro, y sobretodo Michael Rooker, están enormes cada vez que aparecen. Pero no sólo los Guardianes se van a llevar los garrotazos, ya que los malos también tienen su qué. Uno tiene que bucear en la wikipedia para saber algo de Ronan El Acusador y lo que le mueve, ya que en la película no queda nada claro. Y la fea costumbre que tienen en Marvel de tapar a Thanos, cuando es un malo al que le podrian sacar mucho jugo y el más reconocible de la saga Marvel.
Pero quizás lo peor de todo sea su guión. Predecible en todos sus momentos, unos diálogos bastante absurdos y repletos de chistes bastante malos. Intenta mantener algo de ritmo en los momentos de más acción, pero cuando todo se pausa es para echarse a llorar. Es increible como la Marvel ha podido pegar ese bajón en el penúltimo escalón de su fase 2 (todavía quedan Los Vengadores), aunque más increíble es como la crítica ha apoyado este proyecto. Si antes dudaba de cierta parcialidad, lo leido y oido esta semana pasada me lo deja bastante más claro.
Definitivamente, Los Guardianes de la Galaxia es una película puramente infantil en la que los más pequeños disfrutarán. Pero dudo mucho que llegue a niveles como la auténtica scifi de los 80 como pretenden. Aquellas películas todavía tienen alma aunque hayan pasado casi 40 años de su estreno. No hace falta irnos a la siempre referida Star Wars o al universo Trekkie. Yo todavia me acuerdo de El Vuelo del Navegante, o Los Exploradores. Allí descubrias cosas y te inquietaba algo dentro, incluso viendolas ahora. Con estos Guardianes dudo que pase.
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