Turno de noche para un grupo de cinco policias. Mientras hacen su ruta reciben una llamada de la central de que hay incidencias en una casa no muy lejos de allí. De camino, sufren un accidente y obligados a continuar a pie. Pero no saben el horror que se esconde tras la puerta del edificio, una puerta que quizás le lleve de camino hasta el mismisimo infierno...
Baskin es la nueva locura que llega desde un pais tan
aficionado al trash como Turquía. Y lo hace con una pelicula puramente
festivalera, donde el mal rollo se hace latente desembocando en un
desenlace insano que hará las delicias del espectador acostumbrado a
peliculas dificiles. Y eso que su inicio no es nada fácil. Un grupo de policias
sentados a una mesa, con diálogos banales que no llegan a captar de todo
nuestra atención (¿homenaje a Reservoir Dogs?), incluida secuencia de musica furgonetil nada al uso.
Tranquilos, y prestad atención, todo tiene su por qué...
Porque luego entramos en harina, y descubrimos un edificio
donde se reside el puro mal. Abrid los ojos y disfrutad del espectaculo,
porque entramos en un mundo diferente: un amo del calabozo como maestro de
ceremonias, ritos que van más allá del satanismo conocido, y una frase
con la que quedarse para descubrir el misterio. Sin duda, un disfrute para los amantes del cine fantástico de los 80's que disfrutaron con las películas de Raimi y Clive Baker, por ejemplo. Nada de sustitos de fantasmistas, el horror en estado puro, la aberración y el mal gusto ante tus ojos. Algo que supieron trasladar muy bien los directores franceses a principios del 2000 y parece que ahora se les ha olvidado. Pero tranquilos, Can Evrenol está aquí para coger el relevo, y la verdad, no se me ocurre nadie mejor para dirigir el futuro remake de Hellraiser.
Le queda un poco para llegar a ser un top, como pulir esos prólogos y darles algo más de ritmo. Pero en esencia, es una de las mejores películas que hemos podido ver en Sitges 2015 (si eres un amante del género y no un modernete que viene a ver lo último de Sorrentino)
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