Qué carajos estará pasando en Nueva Zelanda para que cada año nos lleguen películas tan cojonudas como What We Do In The Shadows , The Infinite Man , Housebound , o The Babadook? Ni lo sé ni me importa. Sólo se que sus ideas intentan ser más originales que lo tantas veces visto en UK o USA, y sus comedias no tienen nada que envidiar a las de occidente. En este caso, volvemos a disfrutar de un splatter en toda regla...
Brodie, por circunstancias familiares, se ve obligado a mudarse a un pequeño pueblo a vivir con sus tíos. Su gusto por el black metal le hace ser motivo de mofas por parte de su primo y sus colegas. Su vida es una mierda, hasta que conoce a Zakk, otro joven amante del lado más oscuro del metal, con el que formará "Deathgasm", una banda de black metal junto a otros dos frikis del instituto. Pero sus vidas darán un giro considerable al encontrar Brodie una extraña partitura: El Himno Negro...
Aleluya!!. Al fin una película ha sabido unir dos universos tan metafísicamente tangentes como el gore y el black metal. Y es que ese rango de público disfrutará viendo reflejados sus gustos en Deathgasm, una (in)sana locura que ha parido Jason Lei Howden, especialista en efectos especiales que se ha puesto a dirigir (y escribir) este bendito homenaje al metal más oscuro y al cine más sangriento.
Digna película de festival, de maratón, de noche de Halloween y de lo que os dé la gana. Coger unas birras y disfrutad. Porque Deathgasm es un homenaje (que no parodia) de un subgénero del cine fantástico que empezó con Peter Jackson y su Bad Taste y BrainDead y que luego abrazaron otros directores como Sam Raimi y su saga Evil Dead. Diversión y sangre a partes iguales.
Y lo hace de la manera más inteligente posible, ya que Deathgasm no cae en los sketches fácilones. Refleja el "modus operandi" de una generación de chavales con gustos bastante distintos a lo general, que se sienten alienados y buscan refugio en los rincones más oscuros del metal. Y también se rie de ello, pero de una manera muy respetable. Obviamente, también hay momentos de sketches algo facilones (pocos) que no desentonan demasiado en la película, y secuencias hilarantes que la encumbran, del tirón, al olimpo de las comedias de culto. Porque humor negro, erotismo, sangre y blasfemia se dan de la mano en un guión que da lo que promete, ni más ni menos, diversión durante 90 minutos.
Quizás aquellos espectadores que no somos oyentes de ese estilo de música nos quedamos un poco fuera de juego ante todas las referencias a grupos y temas que se emplean en la película. Pero aunque no seais "metalheads" seguro que disfrutareis de los riffs con los que nos regalan los oidos, porque toda la banda sonora de la película consiste en temas "conocidos" del black metal (según mis amiguetes, yo no conozco ni uno).
Resumiendo, disfrutad de esta auténtica gamberrada que es Deathgasm, no la dejeis pasar. Una delicia que a los más viejunos nos hará retroceder unos cuantos años, cuando descubriamos los primeros splatter, y que abrirá un nuevo subgénero a las nuevas generaciones sedientas de descubrir algo nuevo en este mundo tan complicado del cine menos mainstream. Amén Hermanos.
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