Empezamos fuerte un mes de enero repleto de estrenos destacables, con esta historia de venganza que bebe mucho de maestros como Carpenter o Walter Hill, y que destila cine ochentero por las cuatro costados de la pantalla. Un thriller indie que gustó mucho en su paso por Sitges 2014, y que poco a poco se abre paso a través del VOD o de un estreno tardío en España.
En un pequeño pueblo de Texas, un ladrón entra de noche en el domicilio de los Dane. El padre de familia, Richard (Michael C. Hall) acaba de un disparo con el intruso. Durante la investigación policial, descubren que el ladrón es el hijo de un peligroso criminal, que no dudará en clamar venganza...
Jim Mickle es un director algo desconocido para el público, ya que sus anteriores películas, Stake Land o We are what we are no acabaron de cuajar del todo, por culpa de una temática a la que le faltaba enganche. Pero tranquilos, ese no es el problema de Cold in July, a los protagonistas les sobra talento, la ambientación es magnífica, su banda sonora muy destacable, y lo que es mejor, una historia de venganza que engancha a la primera, y con el suficiente desparpajo para apostar por un giro dramático bien consistente.
Porque Cold in July se divide en dos partes diferenciadas: una primera, a modo de presentación, excelente ritmo narrativo, pausado y a la vez misterioso, con una atmósfera bien cargada y momentos de tensión muy bien conseguidos. Un tour de force de dos grandes como son Michael C. Hall (Dexter) y Sam Sheppard, todo un veterano que sabe acojonar con su sóla presencia. En la segunda mitad la película tiene un giro inesperado, pero que sigue siendo bueno. El problema es que entra un tercer componente al thriller, un Don Johnson que aunque está espléndido en su papel, su personaje no termina de cuajar en la historia inicial. La trama, al cambiar de tercio, también parece que se aleje un poco del espectador, pero sigue manteniendo las claves del buen thriller, por lo que permaneces atento, pero eso sí, es una historia con la que cuesta empatizar.
Como decía al principio, es una película que bebe de los clásicos ochenteros. Visualmente es muy Carpenter, sobretodo en los exteriores, esos barrios tan típicamente americanos, esas invasiones domésticas, y todo excelentemente fotografiado y ambientado con una bso algo tétrica. Con el giro, se convierte en una historia más plural, con muchos más actores en escena, de pura acción detectivesca en plan doméstico. Una pena porque si hubieran apostado por la historia inicial, hubiera ganado muchos puntos, pero aún con todo es una buena película para empezar el año y un mes prometedor.
Un último consejo, yo no vería el trailer antes. Peligro de joderos la película.
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