jueves, 6 de agosto de 2015

ANT-MAN

Marvel pone fin a su segunda fase trasladando a un nuevo héroe del comic a la gran pantalla. Personalmente, no le tenía mucha fe a esta película. Aunque no conozco bien la historia del personaje, siempre lo había asociado a algún comic donde colaboraba con otros héroes, y una película para Ant-Man sólo me hacía predecir un fracaso como el de DC con Green Lantern.

Armado con la asombrosa capacidad de reducir su tamaño a la dimensiones de un insecto, el estafador Scott Lang (Paul Rudd) debe sacar a relucir al héroe que lleva dentro y ayudar a su mentor, el Dr. Hank Pym (Michael Douglas), a proteger de una nueva generación de amenazas el secreto que se esconde tras el traje de Ant-Man, con un casco que le permite comunicarse con las hormigas. A pesar de los obstáculos aparentemente insuperables que les acechan, Pym y Lang deben planear y llevar a cabo un atraco para intentar salvar al mundo... 

Si hay algo que le agradezco a Marvel y su Ant-Man ha sido la capacidad para olvidar esa trascendencia en las historias de Capitan América y Los Vengadores, y dejar paso al puro espectáculo, en una película sin muchos alardes, pero que funciona a las mil maravillas. Obviamente, gran parte del mérito se lo deben a Edgar Wright, que supo escribir un guión capaz por sí mismo de entretener, y que una vez fuera del proyecto, la Marvel ha sabido adecuar a su universo Marvel, haciendo entrar a personajes como Howard Stark, la temida Hydra, y así establecer pequeños lazos con la segunda fase.

El director Peyton Reed, harto experimentado en comedias bastante ligeras, ha sabido darle el tono cómico adecuado para que Ant-Man no caiga en esa grandilocuencia. Es un superhéroe pequeño, y la película también, pero el combo de acción con ese toque cómico le hace ganar muchos enteros. La película va cargada de gags bien justificados, desde la pandillita de amigos hasta el desenlace. Incluso hace que te olvides de que Ant-Man ahora no es el Dr. Hank Pym, sino un ladron cualquiera luchando por recuperar a su hija después de pasar por la cárcel. El objetivo de la lucha contra el enemigo queda en un segundo plano. Por eso la película cae bastante bien, y a los seguidores más pequeños les es más fácil seguir la historia.

Como decía, Paul Rudd es un acierto. Con cierta "cara de tonto", pero que se ha adaptado a un papel que le va como anillo al dedo. Michael Douglas también está muy bien, incluso Michael Peña. La chinita ha sido una Evangeline Lilly a la que cuesta encontrarle un motivo en la película, a su cara y a sus poses, en pro de una futura historia de amor. Respecto a la banda sonora, vuelven las fanfarrias, trompetas y violines de parte de uno que desconocía, Christophe Beck, que ya se encargó de la bso de Frozen o Al Filo del Mañana, por ejemplo. Todo un acierto, aunque suena un poco como Danny Elfman y su Spiderman, aunque se le perdona.

Resumiendo, una película de superhéroes muy entretenida, comedia y acción de la mano, al puro estilo ochentero. Nada de finales cósmicos ni oscuros, sino gags y trenecitos de juguete (acertadísimo para darnos el punto de vista real de la acción, y aligerar la carga final). Puro divertimento que no debeis de perderos este verano, aprovechando el aire acondicionado de los cines de vuestra ciudad. Bravo


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