jueves, 18 de diciembre de 2014

EL HOBBIT: La Batalla de los Cinco Ejércitos

Otro año más volvemos a pisar la Tierra Media gracias a Peter Jackson y ese tremendo 3DHFR del que hemos gozado durante toda la trilogía. Una trilogía, dicho sea de paso, bastante más floja que su predecesora, y bastante infiel al libreto original, aportando nuevos personajes (Azog, Legolas, Tauriel o Sauron entre otros) y nuevas líneas argumentales (Dol Guldur). Pero, como cada año desde hace tres, disfruto como un colegial cuando veo aparecer en la pantalla a enanos y elfos, dragones, orcos o lobos huargos. Si más rodeos, vamos al capítulo que hoy nos ocupa: La Batalla de los Cinco Ejércitos (puede contener spoilers)

Una vez conquistada la montaña, Thorin decide encerrarse en ella junto a los enanos, sin hacer caso de los hombres que vienen a pedir asilo por culpa de que Smaug destrozara toda su ciudad, y de los elfos del Bosque Negro que quieren recuperar viejas joyas robadas. Hombres y Elfos se alían y sitian la montaña para presionar a Thorin y cambie de idea, pero él ya ha pedido refuerzos a su primo Dain, de Moria, que viene con 500 hombres dispuestos a pelear.
Por otro lado, los orcos y trasgos, conocedores de que Smaug ha dejado Erabor, quieren también conquistar la Montaña Solitaria, punto estratégico que le servirá a un Sauron resucitado a recuperar el terreno perdido en el monte.
A los elfos, humanos y enanos no les quedará otro remedio que aliarse contra el enemigo que viene del norte, en los que las canciones llamarán: La Batalla de los Cinco Ejércitos.

En principio, voy a dejar un poco de lado el argumento para centrarme en lo artístico y técnico de la película. Y en lo que a este punto se refiere, la película es bastante irregular, aunque con un ritmo frenético (como en La Desolación de Smaug) debido seguramente al uso indiscriminado de la tijera, imperando la acción sobre los personajes. Y es que Peter Jackson vuelve a caer en el mismo fallo que en la anterior entrega (que luego mejoró bastante con la Versión Extendida), haciendo una película demasiado "entendible" para todos los públicos, dando pie a personajes tan banales como Alfrid El Adulador, y dejando de lado otros con mucho más juego como Dain, el primo de Thorin, o alguna secuencia más en Dol Guldur.

La película empieza con un tremendo prólogo recuperando la acción donde la dejó el anterior episodio: el ataque de Smaug a la ciudad de Valle y su ya conocida resolución. Digo tremendo porque el diseño del dragón sigue siendo espectacular, con un nivel de detalle y un aprovecho del 3D en las acciones que más de uno apartará la cabeza pensando que se le cae un trozo de tejado encima. Unos veinte minutos de órdago que deja claro desde el inicio que esta película va a ser todo acción., y que por si no fuera poco, se alarga un poco más en otra secuencia memorable en Dol Guldur, con el rescate de Galadriel a un Gandalf atrapado en las redes de Sauron. Un momento de película en que la erección era máxima.


Pero claro, esa linea tenia que acabar alguna vez, ya que no era original de la novela. Así que volvemos a la Montaña Solitaria y Valle, en los momentos con más carga dramática de algunos personajes, bien interpretados, pero en los que vemos que tampoco es el plato fuerte de Peter Jackson. Todo lo ocurrido con Thorin y los enanos dentro de la montaña tiene una resolución un tanto facilona, aunque es de reconocer que todo ese tramo es bastante fiel al libro, que tampoco era para tirar cohetes. Richard Armitage haciendo muy bien un papel con muchas aristas, Luke Evans también correcto, y el más flojito, sin duda, el papel de un Franduil bastante flojo en toda la trilogía, y que todavia tiene que tomar mucha hidromiel para llegarle a la suela de los zapatos a Elrond de Rivendel.

Y llegamos a la acción, que para regocijo de muchos y desespero de otros, nos lleva a casi una hora de batallas, pero que donde, como ya sucedía en El Retorno del Rey, descubrimos a un Peter Jackson que se desenvuelve mucho mejor en los planos generales que en los cortos. Ver las legiones avanzar, a los enanos protegerse, o a los elfos cargando es todo un placer para todo amante de la Tierra Media, y lo cuidados que están los planos en general. Pero en las batallas personales nos queda una sensación de demasiada ligereza, como si realmente fuera tan fácil matar a un trasgo como pegar un chicle en la pared, sobretodo en la ciudad de Valle, protegida por un grupo de hombres casi desarmados.


Otro de los puntos flacos, no sólo de este capítulo, sino de toda la trilogía, es el excesivo uso del CGI. Hay que reconocer que el paso del tiempo no ha sido en balde, y en tres años han sabido mejorar, en todos los aspectos, a Azog. Pero sigue faltándole el alma que tenía, por ejemplo, los Urukai de ESDLA, y Bolgo sigue sin cuajar, despojado de todo el protagonismo que tenia en el libro original (era hijo de Azog, el que mataron en la batalla de Moria, y el que lideraba en la batalla las ordas de trasgos desde las Montañas Nubladas. En la novela, Azog era un simple flashback, pero cambiaron su derrota por victoria para poder casar mejor el renacimiento del Nigromante). Las coreografias tampoco son nada del otro mundo, salvo las excesivas de Légolas, al que vemos poder conducir un troll con una espada como joystick, o saltar sobre piedras cayendo desafiando la gravedad. El superelfo al ataque, y demasiado para el cuerpo a esas alturas de película.

También echamos de menos algo de más participación del resto de enanos de la compañía de Thorin, que exceptuando a Kili, pasan totalmente desapercibidos, incluso Balin y Dwalin que se habian mostrado los más interesantes, por no nombrar a Ori o Bifur que están casi invisibles. Pero sin duda, la historia más gratuita y que no viene a cuento, ni en La Desolación de Smaug, ni en esta Batalla de los Cinco Ejércitos, es la nefasta "love history" entre Kili y Tauriel, un rollazo metido con calzador para bien de las acompañantes féminas "no friendlys" con la trilogia, y sobretodo para inocentes que todavian crean en la existencia de ese extraño fenómeno mal-llamado: "amor verdadero".


En conclusión, un final decente (salvo excepciones) para una de las trilogías más flojas de los últimos años. Seguramente supera a la primera parte, pero después de repasar esta semana la Versión Extendida de La Desolación de Smaug, tengo claro que ésta es superior, más completa, y con un dragón que, sin dudarlo, es lo mejor de las tres películas. Lo que no me ha gustado tanto es el resultado respecto al libro, esa traición a algunos personajes, y el colar la historia paralela de Sauron. Mucho mejor una sola película para el libro, que aunque fuera de 3 horas o incluso 4, hubiera resultado mejor en cuanto a calidad, y sobretodo, menos cansina. Pero el merchandising impera, y visto lo gastado en producción, la trilogia representa una buena manera de sacarle más los cuartos al público fiel....hasta que este se canse.



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