lunes, 23 de marzo de 2015

BRAINDEAD: tu madre se ha comido a mi perro (1992)

Seguimos la revisión de Clásicos Modernos con uno que quizás no sea tan "moderno", pero sin duda fue todo un cambio para el cine gore que todos conociamos hasta la fecha: Nekromantik, Holocausto Caníbal, Zombie, Re-Animator, Historia de Ricky, o incluso La Matanza de Texas eran películas demasiado serias, que cumplican con la definición del subgénero (una mezcla de terror y xplotation centrada en la depravación de los cuerpos más que en historias sobrenaturales). En esa época, finales de los 80's, sólo Sam Raimi y su Evil Dead, o algunas aportaciones de la Troma, como Vengador Tóxico, habían aportado al género algo de humor. Pero sin duda, fue Peter Jackson, primero con Bad Taste y luego la película que hoy nos ocupa, la que llevó el gore a otro estado, añadiendo un elemento cómico hilarante, rozando lo demencial, con guiones llenos de gags, pero sin dejar de lado las vísceras y secuencias sangrientas....

Lionel es un joven que vive con su insoportable madre, que no aprueba la relación que acaba de comenzar con Paquita, la hija del tendero. Cuando los dos enamorados realizan una visita al zoológico, ella les vigila en secreto, y será mordida por un extraño animal "mono-rata"  encontrado en una remota isla, y que le contagiará un extraño virus. Poco a poco, la madre de Lionel se va convirtiendo en una especie de zombie, sedienta de carne, y que convierte en zombie a todo el que ataca...

Braindead llegó a la vida en un momento de cambio: Barcelona se colocaba en el mapa gracias a sus olimpiadas, en Yugoslavia estallaba una guerra étnica y en España se celebraba el 5º Centenario de una de las mayores masacres de la historia. Algunos todavía ibamos al instituto, preocupados en no llegar tarde a casa para ver el episodio de Oliver y Benji o Bola de Drac, y las noches del viernes nos dejábamos la vista viendo el porno codificado de Canal +. Mientras tanto, y muy lejos de aquí, concretamente en Nueva Zelanda, un director con un sentido del humor bastante curioso terminaba de parir una de las obras maestras del cine gore: BRAINDEAD. Lógicamente, aparte de sus pases en festivales temáticos como el de Sitges, la película llegó directamente al mercado de VHS español (con el añadido de "tu madre se ha comido a mi perro", puro marketing pero que esta vez es real, porque la madre se come al perro) en un año 94 donde los adolescentes ya habíamos descubierto algo del género: los zombies de Romero, el slasher de Viernes 13 o Leatherface, o incluso algo de manga diferente como Akira o Urotsukidoji.

Revisando las críticas cinematográficas del Festival de Sitges de 1992 descubro algunas que ya daban pistas sobre lo que habia pasado en el Auditori la noche de su estreno: "Braindead ha finiquitado el género gore". Y es que hasta la fecha, no se había rodado nada tan bestia como la película de Peter Jackson y que reuniera todo el catálogo del splatter en una sola película: decapitaciones, necrofilia, zombies, artes marciales, pústulas, desmembramientos, y sobretodo, esa media hora final donde Lionel, cortacesped en mano, hace las delicias de los amantes de la hemoglobina. Nunca antes se había visto tal cantidad de sangre en pantalla, de hecho, creo que todavía ostenta el record de más plasma utilizado en una producción: sólo en la secuencia final, fueron 300 litros de sangre de vaca los que salpicaban por todas partes e incluso dificultan el caminar del protagonista. BRUTAL

Pero sin duda, el ingrediente sorpresa de Braindead es su lado cómico. Y es que nunca una película tan salvaje había resultado tan divertidisimamente tronchante. Por poner un ejemplo, la secuencia del paseo en el parque podría haber formado parte de cualquier clásico de Buster Keaton o Harold Lloyd, y luego la sátira, en forma de homenaje a todos los clásicos: desde el cine oriental con esa lucha protagonizada por el cura experto en artes marciales, o la escena de la comida zombie, homenaje a La Matanza de Texas, otra de las secuencias que todos recordamos. El reparto plural ayuda y mucho en esa vertiente cómica: madres zombies, curas luchadores, bebés amorfos, tios trepas rockers, amigos frikis, doctores alemanes, y hasta la vertiente hispana de Diana Peñalver.

Por esos y otros motivos, os animo a redescubrir BRAINDEAD, y volver a verla con amigos y un par de cervezas. Es un puro festival gore que disfrutareis como adolescentes. Y además, con la experiencia de haber visto ya unos cuantos splatters, os dareis cuenta de que todavía no se ha hecho una pelicula mejor en ese subgénero.


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