lunes, 19 de agosto de 2013

TRANCE

Simon (James McAvoy), un empleado de una casa de subastas, se asocia con una banda criminal para robar una valiosa obra de arte. Pero, tras recibir un golpe en la cabeza durante el atraco, descubre, al despertarse, que no recuerda dónde ha escondido el cuadro. Cuando ni las amenazas ni la tortura física logran arrancarle ninguna respuesta, el jefe de la banda (Vincent Cassel) contrata a una hipnoterapeuta (Rosario Dawson) para que le ayude a recordar....
Siempre es interesante ver la última película de Danny Boyle, porque sabes que el tipo no hace dos películas iguales, pero siempre es fiel a su estilo de montaje "britpop" que me gusta. Después de tocar los palos de Bollywood, zombies, yonkies, etc, ahora tocaba el turno del cine negro, un thriller de ladrones de cuadros que creo se le va bastante de las manos. Y todo por culpa de un mal guión, donde lo que empieza por ser una trama de ladrones empieza a desvariar a varias subtramas que te hacen perder parte del punto de vista inicial, te despista, y terminas por desengancharte.

Pero no todo es culpa del guión de Trance, ya que todo el reparto tampoco colabora a que te creas toda la historia. El malo (Vicent Cassel) no es tan malo, el bueno (McAvoy) mas bien parece tonto, y la Dawson está buena y poco más (bueno ese plano rasurado con el que se ha regocijado mr. Boyle). Los secundarios, una banda de ladrones que se les supone profesionales pero que tienen diálogos de pandilla criminal de crios de 15 años. 

Como punto positivo, hay que reconocer que Danny Boyle no ha perdido ni pizca de su gusto audiovisual. Ese montaje vertiginoso al ritmo de bombo 4x4 (¿trance?), esos encuadres bien planificados con todo gusto de detalles, y ese cenital de la autopista, como si se tratara de tránsito neuronal, combinando colores oscuros y rojos, es de maestro que todavia tiene ideas en su cabeza. Por eso no arrojo la toalla con Boyle, porque se que no tardará a rodar una buena peli. Sólo le hará falta que le llegue un buen libreto entre manos, que él ya se encargará de sacarle el jugo que debe.




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