Elise tiene un estudio de
tatuajes, Didier toca el banjo en una banda de bluegrass. Lo suyo es un
flechazo en toda regla del que nace una historia de amor idílica. Elise
se une a la banda y tienen éxito, y su amor se ve más reforzado con el
nacimiento de su hija Maybelle. Todo perfecto hasta que el destino les
da un mazazo del que pocos se pueden salvar.....
La historia está contada a golpe de flashbacks, que aunque quizás ya no sea un estilo original, ayuda mucho a sobrellevar la carga dramática de los momentos más duros, huyendo así del sentimentalismo más mediocre. Cada punto "feliz" tiene su contrapunto dramático relacionado con el pasado o futuro. De esa manera consiguen ponernos un poco más en la piel de los personajes, entendiendo sus reacciones.
La pareja protagonista irradia una veracidad que logra traspasar la pantalla, ya sean en los momentos de carga más sexual como en las broncas más duras. Ella además canta como los ángeles, y él deja demostrado que no hace falta ser un guaperas del estilo Ryan Gosling para hacer un grandisimo papel.
La banda sonora es todo un hallazgo y da que pensar. Porque no sabes si la han escogido para darle un toque más sureño si cabe a la historia (la pareja vive en una granja en el campo, rodeada de animales) o es un guiño a toda la trama de la película. Porque como en el country, bajo esas fantásticas polifonias de voces y cuerdas (la historia de amor) se encuentra el relato de algo triste (la de desamor).
Lástima que casi llegando al final chirríe un poco cuando la historia decae en un discurso teológico, que aunque justificado por todo lo ocurrido antes, creo que te hace desviar un poco la mirada que tenias del conjunto, obligándote a posicionarte a favor de un personaje o de otro.
Concluyendo, creo que estos Oscars 2014 van a estar muy reñidos en cuanto a Mejor Película de Habla No Inglesa: La Gran Belleza, La Caza o Alabama Monroe son tan buenisimas películas que no se con cuál de ellas quedarme.
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