viernes, 28 de febrero de 2014

THE ACT OF KILLING


Tras el golpe de estado militar de 1965, el general Suharto ocupó el poder en Indonesia, y junto con él llegó el genocidio de miles de comunistas, reales o presuntos, que fueron asesinados por los escuadrones de la muerte. Unas décadas después, revivimos el pasado gracias a dos de sus protagonistas que estan rodando una película para mostrar sus "buenas" acciones a las nuevas generaciones.

Magnífico documental, no por la historia que detalla, que sin lugar a dudas es bastante repulsiva, sino por todo lo que es capaz de mostrar. Porque éste es otro ejemplo de que la realidad supera claramente la ficción. Otro ejemplo de lo poco que nos importa en occidente lo que pase en zonas más pobres situadas en la otra mitad del planeta. Porque el genocidio que allí pasó nada tiene que envidiar al holocausto judío. Igual de cruel, mucho más sanguinario, sin tecnicismos ni gasificaciones, sólo cuchillos y alambres que acaban con cuerpos repartidos en bolsas y lanzados a una fosa común, o ardiendo en sus propias viviendas. Y todo apoyado por las compañias capitalistas (aunque poco se habla de este tema) que ayudan a los golpistas a eliminar el regimen existente para así copar el mercado indonesio con toda su gama de productos.


The Act of Killing es la historia del genocidio de Indonesia del '65 contada por los mismos asesinos, sin escrúpulos, orgullosos de lo que han hecho. Uno se queda congelado al ver a uno de los mayores genocidas (y ahora ministro del país) paseando por el centro comercial con su familia tranquilamente, contando todo lo que hacían él y su escuadrón. Como eliminaban a comunistas delante de sus familias, para que los niños tomaran ejemplo y se convirtieran en futuros cómplices de sus verdugos, aplaudiendoles en congresos a cambio de dinero. No se si es peor eso o el ver que nadie hace nada, no hay derecho a réplica, es la historia contada por los vencedores, ni rastro de los vencidos. La población vive con miedo a las represalias de esos escuadrones, sumidos bajo el yugo de los sobornos y de la corrupción política (escandaloso también el fragmento en los que Hernan, uno de los asesinos, quiere presentarse a "concejal")


Pero es también curioso como el cine también toma partido en esa masacre. Ellos mismos se definen como gangsters (aunque lo traducen como "buenas personas"), como John Wayne luchando por una causa justa, y el director del documental lo aprovecha para sacar partido a esos momentos de exhibicionismo, montando unas escenas con una fotografía increible, casi oníricas, donde se siente semidioses a los que sus victimas les dan las gracias por haberlos asesinado. Los disfraza de gangsters de los 60s en las escenas de los interrogatorios para mayor deleite de los protagonistas, que huyen totalmente de la crítica y se niegan a pedir perdón, porque como bien dicen en un fragmento: "los americanos masacraron a miles de indios y todavía nadie ha dado explicaciones sobre ello". Y razón no les falta.


Pero sinceramente espero que esta película sirva para algo más. Para que la denuncia que ha hecho Joshua Oppenheimer (alumno aventajado de Werner Herzog) no caiga en saco roto. Que sirva para que a algún juez en La Haya se le remueva algo por dentro y actúe de oficio. El director ha puesto el foco y ahora le toca actuar a la justicia (si es que la hay). 

En lo estrictamente cinéfilo, le doy una buena puntuación, tanto por el valor que hay que tener por parte del equipo de juntarse con esos criminales, y además saberla rodar y montar de la manera más bella posible.
Pero ya os digo, es una película para verla una vez, y no volverla a ver nunca más.




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