lunes, 8 de septiembre de 2014

THE ZERO THEOREM

Siempre es un placer disfrutar películas de directores tan personales como Gilliam, Jeunet, Nolan, Gondry, etc, que se salen de cualquier fórmula para crear universos y personajes tan particulares. Por eso cuando tengo a tiro una película de Terry Gilliam, no me lo pienso demasiado, pero sin buscar la perfección de otra "Brazil" o "12 Monos", eso es prácticamente imposible que vuelva a suceder, sino con la mente abierta para lo que el ex-Monty Phyton es capaz de mostrar. 
Leth Qohen (Cristoph Waltz) trabaja sin parar ordenando "esencias matemáticas" para una empresa multinacional. Ermitaño, insensible y esquizofrénico, vive en una capilla rehabilitada. Su único leifmotiv, recibir un dia la esperada llamada de alguien desconocido que quizás le libere de ese mundo esclavista...
En este caso vuelve al sendero de ese futuro tan imperfecto que mostró en películas anteriores. Un futuro barroco, plagado de neones, publicidad por todos los sitios, y a pesar de cierto ambiente gris, muy colorista. El protagonista vuelve a ser un tipo curioso, enfermizo, interpretado por un Cristoph Waltz entregado a la causa (¿y cuándo no lo hace?). Los personajes secundarios, muy de su universo: tipos chistosos, niños enfermizos, chicas sexuales, y un par de clones que es una pena que no aparezcan más. Una película al puro estilo Gilliam, con esa forma tan particular de rodar tirando de ángulos, una fotografía muy barroca, y una buena banda sonora para acompañar (genial la versión del Creep de Radiohead que suena).

Aunque el principal problema de la película reside en que no se toma en serio a sí misma. Las ideas no son malas: la crítica a una sociedad digitalizada, el vacío existencial del protagonista, o el teorema que podría demostrar que tal como llegamos  nos iremos, absorbidos por un agujero negro. Pero a la hora de traspasarlo a la pantalla, los diálogos son banales y poco profundos, y cargan más hacia un lado cómico que no le va nada bien. Aunque hay momentos, como interludios, que ayudan a aligerar toda la verborrea. Una lástima porque al final te queda la sensación de que no te explican nada, todo pasa porque tiene que pasar.
Se nota que es una película de más bajo presupuesto (como ya anunciaba Gilliam en alguna entrevista), pocos exteriores, efectos correctos (aunque alguno canta bastante) y una sensación de que podría haber ido un poco más allá. Pero que aún así, quizás es el mejor Gilliam en diez años, y eso hay que celebrarlo. Aún así, me ha parecido floja y poco recomendable para un público mayoritario poco acostumbrado a rarezas.

0 comentarios:

Publicar un comentario