jueves, 15 de enero de 2015

WHIPLASH

Señores, atención!! Whiplash es un peliculón. Mucho se hablara de los Globos de Oro, de la lista de nominados a los Oscars, de Birdman, The Imitation Game o de American Sniper, el último trabajo de Clint Eastwood. Pero dudo mucho que ninguna de las tres tenga el mismo tratamiento del ritmo de Whiplash. Ritmo tanto musical como narrativo, porque el novato Damien Chazelle te lleva en volandas a través de dos estandars del jazz, Whiplash y Caravan, a golpe de plano y de batería, en una historia de superación nada edulcorada.

Andrew Neyman (Miles Teller) es un talentoso estudiante de bateria que tiene como objetivo entrar en la Banda de Estudio de la Universidad de Schaffer, al mando de la cuál se encuentra el profesor Terrence Fletcher (J.K.Simmons), conocido tanto por sus éxitos como por sus rigurosos medios de enseñanza. Andrew tiene talento, pero deberá trabajar duro para lograr su sueño de triunfar como baterista de Jazz

Lo que primero llama la atención de Whiplash es, obviamente, sus interpretaciones. Tanto Miles Teller como J.K. Simmons están enormes en sus papeles. El joven porque, con esa pinta de chico normal y el talento que habia demostrado en "The Spectacular Now", borda el papel del chaval que quiere huir de una futura vida de fracasado, más o menos como la que tiene su padre ahora, y para ello no duda en sobresforzarse e incluso sacrificar parte de su vida en el camino. Injustificable que no esté nominado a éstos Oscars 2015. El segundo, porque sólo con su presencia llena toda la pantalla, e impone respeto no sólo a Andrew, sino que esa sensación logra traspasar la pantalla, tal como hacia el Sargento Hartman de La Chaqueta Metálica. Un papel riguroso y disciplinado, exagerado en ciertos momentos, pero que está tan bien justificado que no te deja ninguna sensación de gratuitidad en sus actos, y que le ha valido su nominación a mejor actor secudario.

Lo segundo que llama la atención es como un director novato como Damien Chazelle logra semejante tratamiento de la película, tanto a nivel sonoro como visual, y no sólo por lo estudiado de sus planos (picados sobre la sección de metales de la banda, o primeros planos de los platillos sudorosos incluso sangrienos a veces), sino porque tampoco visualmente se dispersa. Los espacios son pequeños, casi no hay exteriores porque lo que importa es lo que pasa en el estudio. Y es en esas escenas donde un montaje feroz consigue unir ese concepto visual con la belleza que te entra por los oídos. Porque la banda sonora destacan Caravan, mítico tema de Duke Ellington, y el más desconocido (al menos para mí) Whiplash de Hank Levy, y lejos de centrarse en su parte más melódica (como harian otros) aquí la vemos desde un punto de vista más técnico, más de tempo, reflejando la dificultad de la partitura. Además de esos dos temas, los reponsables de la BSO son Tim Simonec (Up, Increibles, Star Trek), y Justin Hurwitz, con menos experiencia, pero al que seguro le lloveran ofertas.

El principal problema que tiene Whiplash en nuestro país es, obviamente, el desconocimiento del estilo musical, y de esa actitud frente al esfuerzo diario (¿pais de pandereta?). Es por eso que entras o no entras en la película. Y puedo llegar a entender que haya gente que no entre, pero peor para ellos. Porque si entras desde el principio, cuando el director de la primera merecida pausa, mirarás el reloj y verás que ya han pasado 30' y casi ni te has enterado, y luego media hora más, y cuando termine se te habrá hecho corta (que lo es), y hubieras querido más, porque ante este tipo de películas tan vertiginosas, lo mejor es dejarse llevar.
NOMINACIONES OSCARS 2015:
Mejor Película
Mejor Actor de Reparto (J.K. Simmons)
Mejor Guión adaptado (Damien Chazelle)
Mejor Montaje
Mejor Sonido

0 comentarios:

Publicar un comentario