domingo, 15 de septiembre de 2013

El Increible Hombre Menguante (1957)


Scott Carey está de vacaciones con su mujer cuando se ve envuelto en una extraña nube que luego desaparece. A los 6 meses del suceso, su cuerpo empieza a experimentar cambios: va perdiendo peso y estatura poco a poco, pero continuamente. Al principio contará contará con la ayuda de los más allegados, pero con el tiempo, y conforme va haciendose más pequeño, se tendrá que valer por sí mismo para sobrevivir en un mundo que antes creía inofensivo..........

Después de que mi hijo mayor me preguntara por esta película tras ver un reportaje en una revista, y aprovechando el tiron de las películas infantiles que hablan de seres diminutos (Epic o Arriety), este fin de semana hemos podido disfrutar en familia de este clásico de la ciencia ficción. Los pequeños absortos ante los peligros que se pueden presentar en el hogar para un hombre de esa estatura, pero a mí, que casi la tenia olvidada (sobretodo la parte central de la película) he descubierto que es una película mucho más crítica con la condición humana de lo que me creía......                        La película en sí es de casi 10 (sino fuera por ciertos toques teológicos típicos de la época). Interpretada correctamente, pero donde sobretodo sobresale en dirección y guión (Jack Arnold y Richard Matheson). Un guión vertiginoso, que va directo al grano, y que dota a la película de un buen ritmo. Un acierto total porque carece de acrobacias innecesarias: nos vamos dando cuenta de que el actor va menguando gracias a hechos cotidianos, como la ropa holgada, un beso de la mujer, el anillo que se le pierde, etc, y artisticamente perfecta, con los decorados a gran escala.

Pero volviendo al comentario anterior, me he dado cuenta de que la pelicula (supongo que tambien el libro) esconde una tremenda crítica a la sociedad humana. En la parte central, cuando Scott ya mide menos de metro y medio, se le trata como un "freak", un bicho raro digno de circo (en claro homenaje a otra película como La Parada de los Monstruos). Scott tiene miedo de salir a la calle y ya sólo lo hace de noche, donde no pueda ser visto. Su caracter se vuelve más agrio e irritable conforme va disminuyendo su estatura, hasta que tras el incidente con el gato se ve obligado a trasladarse al sótano (curiosa metáfora: ya no es digno de vivir en el mundo de los "normales" y viaja a su inframundo particular). Un sótano lleno de peligros, donde no se resigna a morir como un insecto, y recurrirá a su ingenio humano para sobrevivir.

La única pega es el discurso final, todas esas menciones a Dios (aunque he leido por ahí que son impuestas por la productora, ya que en el libro ni aparece). Ese cristianismo yanky de la época me deja un mal sabor de boca. Quizás con una escena final más del tipo Planeta de los Simios me hubiera parecido mucho más acertado, aunque claro, eran épocas diferentes. Aún así esa escena nos muestra a un Scott valiente, que sobrevivirá aunque su talla se reduzca al tamaño de un electrón.

En conclusión, un clásico con escenas que siempre se quedaran en nuestras cabezas, y que es un placer recuperarlas para poder ver en familia. Y que me vuelve a recordar que para hacer buen cine de scify no hace falta espectaculares efectos digitales. Lo principal el ingenio, los fx ya vendrán después......


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