martes, 25 de febrero de 2014

NEBRASKA


Después de recibir un “premio” por correo, Woody Grant, un anciano con síntomas de demencia, cree que se ha vuelto rico y está empeñado en viajar a Nebraska a cobrar el premio. Su hijo David se ve obligado a  emprender el viaje para acompañarlo, ante la negativa de su madre y su hermano cansados de la situación con Woody....

Nebraska es otra de esas películas a la que Alexander Payne (Entre Copas, Los Descendientes) nos tiene acostumbrados. El relato de un perdedor, en este caso octogenario, que antepone sus principios a los de toda su familia. Pero Woody, aunque pueda parecer un viejo egoísta, es todo lo contrario. La gente se ha estado aprovechando de él durante toda su vida, y eso es lo que saldrá a flote durante ese viaje. Un camino a Nebraska con un parada obligatoria en su pueblo natal, donde descubriremos el pasado de Woody y la realidad de sus amigos y familia.


Bruce Dern borda un papel hecho a la medida. Con una mirada perdida y un semblante imperturbable, una postura lánguida y un caminar arrastrando los pies, es el reflejo de la persona que está en el ocaso de su vida y que ha de cumplir su última misión antes de morir. Hay en esta película otro personaje enorme, aunque bien camuflado por el director. No se trata del hijo, joven guaperas fracasado tanto en lo personal como en lo profesional, viviendo a la sombra de su hermano mayor, casado y con dos hijos. La que esta fantástica es June Squibb (de 84 años) en el papel de la esposa valiente que coge el toro por los cuernos cuando éste quiere crear el malestar a su familia. Una auténtica matriarca a la que seria injusto negarle el Oscar a Mejor Actriz de Reparto por el que está nominada.


Aunque en sí Nebraska no es la mejor película de Alexander Payne (yo me quedo con Election), es una película agria pero amable. Rodada en un blanco y negro que como decía Woody Allen en Manhattan: "le ha servido para mostrar toda la belleza, pero también toda la desgracia de la ciudad". Y es que la fotografía cumple esa misión de no encumbrar los paisajes del camino con grandes travellings, no importa el color que tenga, si es árido o está nevado. No quiere distraernos del personaje principal, y en momentos se agradece. 
La importancia en el cine de Payne son sus personajes tanto principales como secundarios. No importa si viven en Hawai, o están catando vinos en California. Hace un retrato a partir de situaciones algo cómicas que disimulan su negatividad, y eso libera de carga dramática la cinta y se agradece.

El problema que tengo con la película, y con casi todo el cine de Alexander Payne es que me deja frío, tan frío de que me duermo viendo sus peliculas porque hay momentos que no me dicen nada. Por lo que tengo que verlas siempre dos veces. Supongo que por su capacidad de no trascender, de hacer un simple retrato sin intentar ir allá más. No hay sitio para la crítica ni el analisis. Es un simple fotógrafo  de gente peculiar.


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