jueves, 2 de octubre de 2014

WETLANDS

Wetlands viene con la vitola de haber causado impresión en el pasado festival de Sundance, debido a unas imágenes demasiado explícitas, aunque tratandose de criticas americanas y sabiendo su postureo demasiado conservador, seguro que no era para tanto. Adaptación de la novela homónima bastante polémica en Alemania, el segundo trabajo de David Wnent destaca por su apartado visual y por una soberbia actuación de la protagonista, una Carla Jurl que no se corta delante de la cámara y borda un papel complicado.

Helen vive una época complicada. Se declara en rebeldía higiénica después de una infancia estricta en cuanto a esos hábitos. Y sobretodo vive obsesionada con los fluidos y patologías de sus partes íntimas, y tras un problema de hemorroides, decide operarse. Durante el ingreso hospitalario intentará volver a reunir a sus padres, divorciados ya desde hace tiempo... 
Wetlands es, sobretodo, provocadora, y consigue su efecto gracias a planos y secuencias explicitas de aquello que más tortura a la protagonista, sus partes intimas. Masturbaciones con vegetales, toqueteos, depilaciones, menstruaciones y hemorroides sirven para incomodar al espectador (aunque el que escribe estas lineas está bastante habituado a cosas peores y no se removió de su asiento). También he de reconocer que nada de ello es gratuito y persigue un objetivo: Helen intenta captar la atención, primero de sus padres, y luego de aquellos que la rodean, gustándose de provocar.

Pero toda historia de este tipo de personaje tiene un transfondo, y éste no es otro que el trauma (aunque ella no lo quiera reconocer) del divorcio de sus padres y de lo mal que lo pasaba su madre. Por eso se dedicaba a llevarle la contraria a su madre: sobre la higiene íntima, la confianza en las personas, las drogas, etc. En ese sentido la historia es bastante real, y además está recreada de manera efectiva, saltando a flashbacks adecuadamente, o pasando de sueños a vida real con unas transiciones muy logradas. Sin duda las mejores escenas son para esos momentos, tanto por el montaje como por la música que las acompaña, ya que cuando volvemos a su ingreso hospitalario, todo es bastante monótono y la actitud de Helen llega a cansar.
Seguramente Wetlands no se estrene comercialmente debido a lo arriesgado de su propuesta. Tampoco es una película de diez, ni siquiera llega al ocho. Pero es una película correcta, con un trabajo notable en cuanto a la postproducción y al montaje, una actriz muy creíble, y un director que sienta bien las bases de un futuro prometedor.



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