viernes, 17 de julio de 2015

JUPITER ASCENDING

Tras el éxito de minoritario de Cloud Atlas, algunos pensabamos que los hermanos Wachowski habian recuperado algo del buen cine que hicieron con Matrix (no tanto sus secuelas ni Speed Racer). Esta vez vienen en plan Space Ópera, con una historia mil veces vista, pero donde resultaba interesante el comprobar si seguían por el buen camino.

Jupiter Jones nace mientras su madre huye rumbo a los EEUU. Vive en Chicago, trabajando junto a su familia como limpiadora del hogar. En el otro extremo de la galaxia, descubren que la chica forma parte de una cadena genética extraordinaria que podría alterar el equilibrio del Universo. Un exmilitar espacial, llegará a la Tierra para intentar salvarla...


Buffff vaya bodrio. Una historia mil veces vista, y muy en la línea de la saga de libros para adolescente que no dejan de salir hasta debajo de las piedras (entiendase Juegos del Hambre, Divergentes, Ender, etc). Un guión lleno de absurdeces y tonterías, que de tan malo que es ni siquiera puede ocultarse tras todo el espectáculo artificial que los Wachowski generan en su entorno. Lo peor, la indiferencia que desprende en cada una de sus escenas, de verdad, sólo consigue que estés deseando que tal suplicio acabe.

Ni tan siquiera un reparto con algo de nombre (Mila Kunis, Channing Tatum, Eddie Redmayne) consigue llevar a buen puerto la propuesta. Sus personajes son totalmente planos, sin nada que inquiete ni en sus diálogos ni acciones. El ritmo de la película es confuso y discordante, y más aún sus escenas de acción donde el CGI parece que se vaya a salir de la pantalla. Tan confuso que hasta a momentos consigues no distinguir quien le está arreando a quién (algo así como ocurre en películas como Transformers)

Una pena, porque todos somos conocedores del empeño que ponen los Wachowski en sus proyectos, estirándolos quizás más de la cuenta. Quizás a Jupiter Ascending no le hubiera venido mal una segunda parte, alargando la trama para conseguir algo más de profundidad. El resultado no se si hubiera sido bueno, pero seguramente mejor que una película de más de dos horas sin nada ferreo a lo que agarrarse. La película está cargada con todos los estereotipos del género: la típica princesa cisne, el novio malote pero de buen corazón, los malos malísimos, reinas más malas, etc.

Resumiendo, un despropósito que todavía acentúa más las sospechas de que los Wachowski son unos directores de "one hit wonder", y que salvo alguna excepción como Cloud Atlas, tienen más que ver con Ridley Scott que con  Nolan.



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